
En el mercado inmobiliario de Málaga, se ha observado un patrón común en la mayoría de ofertas de alquiler. Las viviendas con el precio más alto por metro cuadrado tienen un arrendamiento no superior a un año, no permiten visitas previas y pertenecen a grupos con una gran cantidad de propiedades. Esta situación se suma al hecho de que el rango de precios hace inviable destinar un tercio del sueldo al alquiler, considerando los salarios medios de la ciudad.
Un ejemplo de esto se puede ver en el portal de Idealista, donde se encuentran viviendas de entre 30 y 45 metros cuadrados con precios que oscilan entre 2.500 y 3.500 euros. En algunos casos, el precio por metro cuadrado supera los 110 euros, casi diez veces más que la media del mes de agosto. De las 30 primeras ofertas más caras en Málaga, 26 pertenecen al grupo Homelike, una compañía afincada en Barcelona.
La desaparición de los alquileres de larga duración ha dado lugar a los pisos turísticos y a los alquileres temporales de meses sueltos con precios elevados. Esto genera una competencia desleal y provoca que cada vez menos propietarios quieran alquilar sus pisos por periodos más largos. Además, los principales usuarios de estas viviendas a precios desorbitados suelen ser turistas de alto nivel adquisitivo, personas no comunitarias que necesitan una residencia legal y teletrabajadores con sueldos elevados.
En este mercado inmobiliario atomizado, las grandes marcas comerciales tienen una pequeña cuota de mercado, mientras que la mayoría de las transacciones se realizan a nivel local. Esta situación ha dado lugar a la aparición de entidades que buscan aprovechar la demanda de viviendas a precios altos y arrendamientos cortos.
En conclusión, en Málaga se ha observado una tendencia de viviendas con precios elevados y arrendamientos cortos, lo cual dificulta el acceso a la vivienda para la clase media y crea una competencia desleal en el mercado inmobiliario. Esto es resultado de la desaparición de los alquileres de larga duración y la aparición de pisos turísticos y alquileres temporales. Fuentes: Idealista.